Por: Carlos Ardila.
Amado yo, has venido al mundo un día, y un día has de irte de él, la Palabra de Dios dice:
«Tiempo de nacer, y tiempo de morir» (Eclesiastés 3:2).
¿Sabes que todos los seres humanos somos eternos? Sí, puesto que Dios nos ha dotado de un espíritu inmortal; ahora, la diferencia entre los creyentes fieles a Dios, y quienes no creen en Él, o no viven de acuerdo a su voluntad, radica en, ¿dónde hemos de pasar nuestra eternidad? ¿En su presencia o fuera de ella?
Para asegurarle a los fieles una recompensa en el cielo, Jesús les ha reservado un lugar junto a Él, nuevamente, su Palabra dice:
«En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros» (Juan 14:2).
Como todos, eres temporal en el mundo, para ir al cielo un día, busca a Jesús, quien murió por ti en la cruz, obedécele y serás salvo.