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lunes, 23 de septiembre de 2024

CONFIÉSALO / PENSAMIENTO CRISTIANO

CONFIÉSALO

 

 Por: Carlos Ardila. 

 

Amado yo, yo sé bien que tú, en el ámbito de tu entorno más cercano, especialmente entre tus parientes y amigos, también cristianos, con total convicción, reconoces tu fe en el Señor Jesús.

 

 

Ahora, ¿recuerdas tú como Pedro tres veces negó conocer al Señor? ¿No lo amaba legitímente quizás? Por supuesto que lo amaba. ¿Por qué entonces lo negó? Lo hizo presa del temor ante el riesgo que implicaba para su seguridad el reconocerlo delante de la gente.

 

 

Amado yo, ¿te sientes tú algunas veces intimidado por la opinión que de ti puedan formarse tus amigos no cristianos? ¿Verdad que sí? Y es por ello que vives tu fe de manera anónima en el ámbito de tus relaciones académicas, laborales y sociales en general.

 

 

La Palabra de Dios dice:

 

 

«A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 10:32-33).

 

 

«Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación» (Romanos 10:9,10).

 

 

Amado yo, no temas, no te avergüences, confiésalo.

 

 

 

NO ME LO RESPONDAS A MÍ / PENSAMIENTO CRISTIANO

 
NO ME LO RESPONDAS A MÍ

 

 Por: Carlos Ardila.

 

Amado yo, con timidez, pero a la vez con decisión y por amor, hoy te he de confrontar:

 

 

¿Recuerdas tú que Pedro, tres veces negó al Señor? Lo negarías tú al Señor, te pregunté yo alguna vez, e inmediatamente, con tus ojos bien abiertos, me dijiste que no.

 

 

Ahora, por vergüenza, ante los nos creyentes, ¿has estado tú ocultando tu identidad cristiana? ¿Te comportas de manera ejemplar entre los cristianos, pero fuera del ámbito cristiano eres tú más mundano que los mismos mundanos?

 

 

Recuerda, confesar al Señor, no es solo algo que debemos hacer a través de las palabras, sino además por medio de nuestra conducta abiertamente cristiana.

 

 

Considera por favor mis inquietudes, evalúa tu actitud, así como tu conducta, y respóndele al Señor.