Por: Carlos Ardila.
Amado yo, yo sé bien que tú deseas ser una mejor persona, y que te esfuerzas para serlo, pero, he notado a la vez, que te llenas de tristeza y de decepción cada vez que te equivocas, y que te sientes impotente, e indigno de Dios y de las personas que esperan algo mucho mejor de ti.
Tú sabes bien que el rey David, fue considerado por Dios un hombre conforme a su corazón (I de Samuel 13:14); ahora, ¿qué es lo que ello significa? Al hacer referencia al corazón, generalmente, la Palabra de Dios alude a la mente del hombre, es decir, al espacio en el cual se conciben los pensamientos que nos movilizan a la acción; aunque David, como todos los seres humanos, también se equivocaba, y actúo algunas veces en contra vía de la voluntad de Dios, él, siempre arrepentido, reconocía sus errores y oraba a Dios, rogándole su perdón y su ayuda para ser mejor, en este sentido David oró diciendo:
«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí» (Salmos 51:10).
Luego, entonces, tener un corazón conforme o de acuerdo al corazón de Dios, significa, estar predispuestos a vivir bajo su influencia en nuestras mentes, para llenos de su Palabra, pensar y actuar en consonancia con ella, de nuevo, su Palabra dice:
«Dame, hijo mío, tu corazón,
Y miren tus ojos por mis caminos» (Proverbios 23:26).
«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida» (Proverbios 4:23).
Amado yo, no se trata de ser perfectos e infalibles, sino de reconocer nuestros errores delante de Dios, y de pedirle a Él, que nos ayude a ser las personas que deseamos ser. Señor, haz nuestros corazones de acuerdo al tuyo, en el nombre de Jesús, amén.