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lunes, 23 de septiembre de 2024

ARROGANCIA / PENSAMIENTO CRISTIANO

 
ARROGANCIA

 

 Por: Carlos Ardila.

 

Amado yo, ten cuidado con algunas actitudes, tú has sido muy bendecido por el Señor, recuerda bien quién eres y de donde vienes, consérvate humilde.

 

 

Circunstancialmente, en la vida, casi todos tenemos nuestras altas y nuestras bajas, puede ser que un día estemos arriba, en la cresta de la ola, y que al día siguiente, la vida nos lleve de la cresta, las situaciones de la vida son cambiantes.

 

 

Estar hoy en posesión de algunos bienes materiales, y disfrutar de una buena posición social, no debería hacer sentir a nadie superior, para subestimar a los demás y mirarles altivamente y con desprecio.

 

 

En lugar de pensar y de actuar con arrogancia, seamos humildes cuál fuera nuestro Salvador.

 

 

La Palabra de Dios dice:

 

 

«Antes del quebrantamiento es la soberbia,

Y antes de la caída, la altivez de espíritu» (Proverbios 16:18).

 

 

«Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (Santiago 4:6).

 

 

HUMILDES / PENSAMIENTO CRISTIANO

 
HUMILDES

 

 Por: Carlos Ardila. 

 

Amado yo, tú sabes bien que algunas veces te asiste la razón, pero, has de saber a la vez, que no siempre es oportuno defenderla, sabes además, que hay personas que piensan que en toda discusión existen dos puntos de vista, el equivocado, y el de ellas; en cuanto a ti, aunque sepas algo con certeza, no presumas de saberlo, ni pretendas hacer que en toda situación se imponga sobre los demás tu noción de la razón, excepto, que de manera abierta, los demás estén atentos a lo que desees expresar respecto a lo que tú consideras razonable, correcto o verdadero; créeme, hay discusiones que no merecen la pena, y que nada te aportan, en algunas ocasiones, resulta mejor conservar las relaciones, que ganar las discusiones, para una mejor convivencia con quienes no aceptan tu noción de la razón o la verdad, la humildad, que no es sinónimo de debilidad, será siempre la vía.

 

 

La Palabra de Dios dice:

 

 

«Vivan en armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino pónganse al nivel de los humildes. No presuman de sabios» (Romanos 12:16 DHH).