EL BUEN OJO
Por: Carlos Ardila,
Amado yo, dicen que tus ojos son preciosos, y ciertamente, así lo creo yo, como en tu caso, el atractivo físico de algunas personas está en sus ojos.
Así como los ojos físicos nos permiten contemplarlo todo en nuestro entorno, los ojos del alma nos ofrecen la oportunidad de ver más allá de lo tangible; así, bien, podemos desarrollar una visión negativa, viciada por el pesimismo que anticipa el fracaso, caracterizada por el temor que conduce a la inacción, una visión distorsionada, nublada por el orgullo y confundida por el prejuicio, o una visión positiva, iluminada por Dios y caracterizada por la fe que impulsa a la acción.
La Palabra de Dios dice:
«La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. Mira, pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor». (Lucas 11:34-36).