NO SIEMPRE TAN NORMAL
Por: Carlos Ardila.
Amado yo, sabes que, a alguien, quien sabe lo que deseas hacer y a donde deseas llegar, perplejo ante tus planes, le oí decir, que en definitiva, a su parecer, tú no eres una persona del todo normal, y ello, en vez de hacerme sentir mal por ti, me ha producido una gran satisfacción.
¿Era normal, es decir, ajustado a la media o a la regla de lo común, de lo usual o de lo natural, que alguien pensara en la posibilidad de surcar los cielos tripulando objetos que pudieran volar? ¿Sumergirse en lo profundo del mar dentro de una embarcación? ¿Ascender hasta la luna y más allá de ella? ¿Trasplantar un corazón u otros órganos de una persona a otra? ¿Y cuántas otras grandes cosas más?
¡No tienes que pensar ni ser siempre tan normal! ¡Gracias a Dios por las personas anormales! Es decir, por aquellas que se han atrevido a pensar y a ser distintas y apartadas del promedio, y que por su visión, inventiva y osadía, han hecho posible lo impensado por el común de las personas.
La Palabra de Dios dice:
«Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;
Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá;
Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado» (Proverbios 4:7,8).
Sigue adelante, usa con sabiduría la inteligencia y las capacidades con las que Dios te ha dotado, atrévete a ser diferente, unas dosis de anormalidad y de locura pueden hacer la diferencia y a la postre revelar la normalidad y la cordura de un loco anormal.