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lunes, 23 de septiembre de 2024

EL SERMÓN DEL DIABLO II / PENSAMIENTO CRISTIANO

EL SERMÓN DEL DIABLO II

 

DESCANSA Y DISFRUTA

 

Por: Carlos Ardila.

 

Amado yo, en su sermón y a través de ideas y de argumentos humanos, el enemigo te dice:

 

 

Está bien que creas en Dios, pero la vida es solo una y tienes que disfrutarla.

 

 

¿Qué es eso de ir a la iglesia en dónde los hipócritas se quedan con tu dinero? ¿No es suficiente ya con qué madrugues cada día hábil de la semana para ir a trabajar y a estudiar? ¡Pobrecito de ti! ¡Descansa un poco el domingo! ¡Dios puede entender lo cansado que estás! El domingo es tu único día libre, duerme hasta tarde en la mañana, y luego ve y diviértete con tus amigos, tú te lo mereces, tómate unos tragos, ve al casino, talvez hoy sea tu día de suerte.

 

 

Ahora, ¿qué te dice quién te concede cada uno de los segundos de tu vida, hasta que ya no te dé ni uno solo más?

 

 

«No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca» (Hebreos 10:25).

 

 

Si la iglesia no fuera tan importante, ¿la habría pensado y establecido nuestro Salvador? (Mateo 16:18).

 

 

¿Oirás tú al enemigo? ¿O escucharás mejor a Dios?

 

 

EL SERMÓN DEL DIABLO I / PENSAMIENTO CRISTIANO

 

EL SERMÓN DEL DIABLO I

 

ERES TAN JOVEN

 

Por: Carlos Ardila.

 

 

Amado yo, en su sermón y a través de ideas y de argumentos humanos, el enemigo te dice:

 

 

¡Eres tan joven! ¿Qué ridiculez es esa, la de ir a la iglesia, si es qué Dios está en todas partes? ¡Abre tus ojos, la religión y su esclavitud es cosa de viejos!

 

 

El mundo ha cambiado, la vida es solo una y tienes que disfrutarla, ¿te acuerdas del ladrón arrepentido al que Jesús le perdonó en el último instante? ¿No lo hará contigo también y con todos los demás?

 

 

Pero en contraste, Dios te dice:

 

 

«Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento» (Eclesiastés 12:1).

 

 

Recuerda, un día, todos nosotros, deberemos darle cuenta a nuestro Hacerdor por nuestra conducta.

 

 

¿Oirás tú al enemigo? ¿O escucharás mejor a Dios?