SILENCIO
Por: Carlos Ardila.
Amado yo, has de saber, que las únicas palabras que jamás lamentarás, son aquellas que te abstengas de decir, y es que, ciertamente, hay palabras que lastiman profundamente, y estas, suelen ser dichas en medio de los desencuentros, fruto del dolor y del enojo temporal, y una vez expresadas, aunque lamentemos haberlas dicho, no existe ya manera de recogerlas, y habrán causado un gran impacto, y dejado sus huellas en los corazones heridos.
En momentos de enojo o sobresalto, llámate al silencio, no te precipites a hablar, ya habrá ocasión de hacerlo, una vez calmados los ánimos (Eclesiastés 3:7).
En cuanto a lo dicho, haya sido de una parte o de ambas, desde luego, es necesario perdonar.
La Palabra de Dios dice:
«En las muchas palabras no falta pecado;
Mas el que refrena sus labios es prudente» (Proverbios 10:19).
«Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido» (Proverbios 17:28).