Por: Carlos Ardila.
Amado yo, aunque sabes bien que, como todos, eres transitorio en este mundo, no has de vivir en él tan solo como un turista, quien relajado, solo desea divertirse y descansar.
Por supuesto, tendrás días de descanso, pero, has de trabajar siempre en tu vida espiritual, construyendo desde ahora tu futuro eterno en la vida venidera. Naturalmente, has de esforzarte también por el logro de tus metas materiales.
Amado yo, recuerda que aunque ahora vives aquí, no es este mundo tu morada permanente, la Palabra de Dios dice:
«Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas» (Filipenses 3:20,21).
«Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida» (Apocalipsis 2:10).